GEORGES MELIES, UN MAGO DEL CINE

Hace poco vi en televisión la película  La Invención de Hugo de Martin Scorsese una adaptación de un libro maravilloso de Brian Selznick titulado La invención de Hugo Cabret. Te recomiendo los dos.

En ella se recrea el París de principios de siglo XX, los años en que Georges Melies inventaba el cine. Curiosamente el cinematógrafo comenzó como un aparato que permitía fotografía en movimiento y con George Melies, que era mago y no escritor, comenzaba su capacidad para fascinar, al principio con números cercanos a la magia. Posteriormente aquél aparato se mostraría eficaz para contar historias. Tal como cuenta la historia de Hugo Cabret, Melies apenas pudo disfrutar de la fama y, menos aún, de la importancia que ha tenido como uno de los grandes nombres de la Historia del Cine.

El siglo XX podemos leerlo, podemos imaginarlo y también podemos verlo gracias al cine y a la imagen. Probablemente el XXI sea el siglo de la conexión humana, pero será una conexión que se realice a través de la palabra y a través de la imagen. Conocer y valorar a los pioneros nos ayuda a entender nuestra realidad hoy.



El público que asistía a ver esos espectáculos del cinematógrafo allá por 1900 se movía entre la fascinación, el temor a esa nueva tecnología y la sensación de que se trataba de algo estúpido que nunca superaría a aquellas otras artes que nos servían para ilusionar y contar historias: el teatro, la ópera o el ballet.

Hoy leo perplejo este artículo en la revista Rolling Stone sobre Un holograma en 3D que llena estadios en Japón. Los primeros pensamientos que me afloran son que esta gente es estúpida, como alguien puede ver pagar por ver cantar a alguien que no canta, bailar a alguien que no baila. Sin haber asistido a ningún espectáculo por holograma, tal como hacía el público que asistía a los espectáculos de Melies opino llevándome por mis propios prejuicios y los de los medios que leo.

Siempre todas las tecnologías han influido sustancialmente en el mundo del arte. Y siempre, las novedades artísticas o tecnológicas, han tenido que luchar contra los prejuicios. El tiempo dirá si el holograma será un nuevo arte del siglo XXI o una moda pasajera. Entre tanta imitación, tampoco mis prejuicios ven tan mal que se busquen nuevas maneras de crear. Otra cosa es la industria, pero eso es otro tema.


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